R.W. Nelson

Rolland Wade “Bud” Nelson nació poco antes del inicio de la Gran Depresión de los Estados Unidos y fue testigo de muchos momentos históricos que definieron y moldearon las últimas décadas del siglo XX y las primeras del siglo XXI. Pero R.W. hizo más que vivir estos eventos; creó su propio legado que ayudó a transformar 1000 millones de vidas en todo el mundo, todos los días.

R.W., el tercero de los seis hijos de Bart y Lily Nelson, creció en Iowa, el epicentro de la agricultura, donde los cultivos y el ganado sustentan el abastecimiento de alimentos del mundo. Se graduó de la escuela Dowling Catholic High School en 1944 y comenzó la universidad con una beca de fútbol americano en la Universidad de Drake, antes de ser llamado al servicio en Segunda Guerra Mundial. Como miembro en servicio de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, R.W. pasó tres años en Filipinas, donde llegó a convertirse en jefe de tripulación para los bombarderos modelo B-29 y obtuvo varias condecoraciones durante su servicio.

Después de regresar del servicio militar, R.W. reanudó sus estudios en Drake, donde se especializó en biología. Durante este tiempo, salió a una cita a ciegas con una estudiante de la Universidad Estatal de Iowa, Mary Kelleher. Fue el primo de ella quien organizó la cita, ya que quería que le presentaran a la compañera de cuarto de la universidad de Mary. Mary insistió en que ella solo los presentaría si él traía a alguien para ella, y ese alguien fue R.W. Tras esta cita, salieron durante varios años, se casaron en 1953 y pasaron los próximos 72 años juntos.

El primero de los cinco hijos de los Nelson, Christopher, nació en 1954, seguido de Elizabeth (“Libby”), Janet, David y Molly. Inquieto por comenzar su propio negocio y seguir los pasos de su padre y hermano, e insatisfecho con sus perspectivas futuras en su trabajo de ese entonces, R.W. se independizo en 1961. Con $10,000 en ahorros, una oficina instalada en la sala de su casa y cinco niños pequeños, R.W. y Mary crearon una compañía de ingredientes agrícolas en Des Moines, Iowa, que se conocería como Kemin Industries.

Al detectar una necesidad insatisfecha en el mercado, R.W. aplicó su experiencia en aditivos para piensos, sus antecedentes científicos y su ingenio para crear sabores, conservantes de cultivos y antioxidantes para agricultores y criadores de animales. Los mezclaba a mano en una lavadora escurridora Maytag® en el establo de lana de su padre, la planta de fabricación de la compañía. Hacía esto mientras Mary se encargaba del lado administrativo del negocio.

Un emprendedor de nacimiento, R.W. siempre se centró primero en servir a los clientes, lo que llevó a Kemin a nuevas áreas. Para 1967, el negocio había crecido demasiado para la sala de estar de los Nelson, y se construyó una pequeña oficina en el mismo sitio que la planta de fabricación, construida cuatro años antes. Hoy en día, las instalaciones de última generación y valorada en varios millones de dólares de la sede mundial de Kemin, ocupa la misma área que las instalaciones originales.

Durante más de seis décadas, R.W. y Mary llevaron a Kemin de ser una pequeña empresa del Medio Oeste para convertirla en líder mundial en ingredientes e innovaciones científicas, ofreciendo más de 500 ingredientes especializados que mejoran la salud y el bienestar de las personas, las mascotas, los animales, los medios de subsistencia y el planeta. Hoy en día, la huella de Kemin abarca seis continentes y presta servicio a clientes en más de 120 países. R.W., conocido como el anunciante y vendedor más dedicado de Kemin, trabajó en la oficina durante casi 60 años. Fue muy apreciado por innumerables clientes de todo el mundo y miles de empleados de Kemin en quienes dejó una huella.

A lo largo de su carrera, R.W. fue un reconocido innovador, titular de cuatro patentes, y fue reconocido en todo el mundo por sus descubrimientos científicos y logros comerciales. Recibió citaciones de dos presidentes: el Premio “E” del Presidente a las Exportaciones por parte del presidente Nixon en 1971 y el Premio Estrella “E” del Presidente a la Excelencia en las Exportaciones por parte del presidente Carter en 1978. R.W. también recibió el Premio a la Exportación del Departamento de Comercio de los EE. UU. en 1972, el Premio al Impacto Económico del Estado de Iowa en 1987, el Premio Ernst and Young al Logro en Emprendimiento de Iowa en 1991 y el Premio Logro en Emprendimiento en Biotecnología de la Asociación de Biotecnología de Iowa en 2004. En 2006, fue incluido en el Salón de la Fama de los Negocios de Iowa. 

Tanto en Kemin como en todas las comunidades globales, R.W. fue un líder servidor y creía en la obligación moral de mejorar la calidad de vida de los demás y retribuir a la comunidad. R.W. y Mary se convirtieron en líderes filantrópicos transformadores en Iowa y a nivel mundial, apoyando a cientos de organizaciones y contribuyendo significativamente a muchas otras. Conocidos por ser los destinatarios más humildes de cualquier tipo de reconocimiento, se mostraron profundamente honrados al recibir el Premio Humanitario Robert D. Ray Iowa SHARES 2019 por su compromiso con la solidaridad con poblaciones en partes remotas de países distantes afectados por desastres naturales devastadores.

A veces, las ambiciones de R.W. pueden haber parecido inalcanzables, pero lo que logró en su vida es realmente admirable. Su compromiso con Kemin fue incansable, al igual que con su fe, su comunidad y, lo que es más importante, su familia. Le encantaba pasar tiempo con sus hijos, doce nietos y siete bisnietos. Junto con su esposa Mary, estableció un legado de descubrimiento científico y servicio a otros que continuará mucho más allá de sus 98 años de vida. En sus muchas funciones, desde su rol como abuelo hasta el de visionario comercial global, R.W. será recordado por su integridad, humildad y creencia de por vida de que cualquier persona puede marcar una diferencia y debe hacerlo.